El senador socialista por Valladolid, Manuel Escarda, presenta una moción para declarar la danza de la Jota como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
Nuestra Jota refleja la tradición de la fiesta popular de nuestros pueblos y aldeas y el carácter cultural que nos une como nación, así como también refleja nuestra gran diversidad y riqueza cultural.
El senador Manuel Escarda presentó ayer en el Senado una moción, que fue aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos de la cámara, que pretende impulsar la Declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, a través de la UNESCO, de la danza de la Jota, incluida nuestra querida Jota Castellana.
La Jota es un baile popular de origen antiguo, referencias etimológicas de origen mozárabe en Valencia y testimonio escrito en Ávila en el siglo XVII en nuestro país. Es una parte fundamental de nuestro folklore y en muchos pueblos de nuestra provincia y nuestra Comunidad Autónoma se baila en las fiestas populares con unas letras costumbristas, religiosas o de cortejo.
Se enseña y se practica por niños y adolescentes, en algunos casos como en Berrueces, Cigales y otros muchos pueblos de nuestra región, se acompaña de un rítmico “paloteo” que acompaña el paso sincopado de los pies y los brazos.
La Comunidad Autónoma de Aragón ya declaró hace años la Jota aragonesa como Bien de Interés Cultural. El pasado mes de agosto se reunieron representantes de las muchas comunidades autónomas en que se practica y fomenta este baile. Y próximamente este movimiento de administradores, músicos, ayuntamientos, danzantes y organizaciones
culturales, liderado por el Ministerio de Cultura, cuando sea declarada como Manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España en el próximo Consejo de Patrimonio de Bellas Artes, que se celebrará este otoño en Zaragoza, el Ministerio trasladará su demanda de inclusión en la lista de la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tenemos que recordar que en esta lista ya están incluidas el Flamenco. el Silbo Gomero, el Tribunal de las Aguas de Valencia o el Misterio de Elche.